Jujuy
ABUSOS

En Argentina se registraron más de 140 denuncias de abuso sexual a menores por parte de miembros de la iglesia católica

Sólo 33 casos llegaron a juicio con sentencia. Las víctimas son aproximadamente 300. Los casos más resonantes del país.

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Somos Jujuy por Somos Jujuy | 25-05-2024 18:30

Los casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia católica hacen referencia a una serie de condenas, juicios e investigaciones sobre casos y crímenes de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes y miembros de la iglesia en contra de menores de edad, que van desde los 3 años, e involucran, en la mayoría de los casos, a niños y adolescentes de entre 11 y 14 años de edad.

En este contexto, el abogado César Toconás, dialogó con AM630 y explicó que en Argentina hay más de un centenar de denuncias, las cuales involucran a más de 300 víctimas. 

En el país existen 144 denuncias de abuso por parte de sacerdotes, de los cuales, entre 30 y 33, solamente han sido juzgados y eso arrojó aproximadamente más de 300 víctimas”, detalló Toconás.

Luego el letrado precisó que, a esta lista de casos juzgados, “podría sumarse el caso de Jujuy”. 

Antecedentes de casos de abuso sexual contra menores cometidos por religiosos católicos en el país 

La Iglesia argentina tuvo casos resonantes de sacerdotes condenados por abuso de menores:

El 17 de marzo de 2003, un Tribunal Oral de Quilmes condenó a 24 años de prisión al sacerdote Héctor Pared por el delito de abuso sexual agravado y corrupción de cuatro menores, todos chicos de la calle a los que albergaba en el Hogar Hermano Francisco de Florencio Varela. Pared no cumplió la sentencia. Murió de sida a los pocos meses.

El sacerdote Luis Sierra fue condenado en noviembre de 2004 a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres monaguillos que asistían como alumnos a un colegio religioso de Claypole, donde él enseñaba.

En noviembre de 2007, la Justicia condenó al sacerdote Mario Napoleón Sasso a 17 años de prisión porque consideró que había abusado sexualmente de un grupo de niñas de entre 11 y 14 años que concurrían al comedor comunitario que estaba a su cargo en la localidad de Pilar.

En junio de 2009 fue condenado el padre Julio César Grassi, fundador de la Fundación Felices los Niños, a 15 años de cárcel por abuso sexual y corrupción de menores agravada pero no fue preso. “Es un tema difícil”, “es inexplicable”, “tiene banca”, son los argumentos más escuchados dentro de la propia Iglesia para explicar por qué Grassi sigue siendo sacerdote.

A pesar de que la condena fue confirmada en septiembre de 2010 por el tribunal de Casación, continuó libre viviendo en la Fundación y dando misa hasta diciembre de 2013 que fue encarcelado y cumple condena en el pabellón 6 de la Unidad Penitenciaria N° 41 de Campana, provincia de Buenos Aires a la espera de que se evalúe la posible incorporación más testimonios a la causa que podrían aumentar la pena. 

En 2019, en uno de los casos más escabrosos que involucra a la Iglesia católica, dos sacerdotes que dirigían un internado para sordos en Argentina fueron condenados este lunes por abusar sexualmente de 25 niños y adolescentes que estaban a su cuidado.

El sacerdote italiano Nicola Corradi, de 83 años, el principal responsable del Instituto Antonio Provolo para Sordos en la provincia centro-occidental de Mendoza, fue sentenciado a 42 años de prisión.

Su segundo, el cura Horacio Corbacho, de 59 años, recibió una pena de 45 años de prisión. En tanto, el jardinero del instituto, Armando Gómez, que fue juzgado junto con los religiosos, también fue condenado a 18 años de cárcel por abusar de dos menores.

En julio del 2022, un grupo de exalumnos del Colegio del Salvador en Buenos Aires denunciaron al sacerdote César Fretes, tutor y acompañante espiritual de los alumnos, por haber abusado sexualmente de ellos cuando estaban en sexto grado del colegio. Se calcula que entre los años 1997 y 2003, al menos 30 alumnos de entre 10 y 11 años fueron abusados por el sacerdote. Ya en 2001, un alumno denunció ante la dirección del colegio al hermano Fretes, pero el entonces rector, Rafael Velasco, desestimó la denuncia. En el 2003, ante la denuncia de tres nuevas familias, las autoridades del colegio decidieron trasladarlo secretamente a Mendoza, donde la comunidad jesuita tiene un convento al lado del Colegio San Luis Gonzaga.