SWINGER EN ARGENTINA
por En un mundo donde las dinámicas de las relaciones están en constante evolución, la comunidad swinger fue ganando visibilidad y aceptación social. Un reciente censo realizado en Argentina arrojó a la luz sobre esta subcultura, revelando datos sorprendentes sobre quienes participan en el intercambio de parejas.
Según el censo, más de 1.300.000 de Argentinos adoptaron esta práctica sexual, una cifra que refleja el creciente interés y la normalización de estas prácticas en la sociedad. El censo no solo se centra en la cantidad de personas involucradas, sino que también profundiza en sus características demográficas. La mayoría de los participantes son parejas heterosexuales, pero también se observó un aumento en la participación de parejas del mismo sexo y solteros. Esto indica una diversificación en la comunidad, que se aleja de los estereotipos tradicionales asociados con el swinging.
En esta línea, la mayor concentración de swingers en Argentina se encuentra en el conurbano bonaerense, con un 45%. Le siguen la Ciudad de Buenos Aires con un 14% y Mar del Plata con un 12%.
El censo también proporciona información valiosa sobre las motivaciones detrás de la participación en esta práctica. Muchos swingers citan la búsqueda de nuevas experiencias sexuales y la mejora de la comunicación en sus relaciones como razones clave para involucrarse en el intercambio de parejas. Además, el censo revela que la mayoría de los swingers son personas educadas y de clase media, desafiando la percepción de que este estilo de vida es exclusivo de ciertos sectores de la sociedad.
Sobre el censo, el participante de la organización sostiene que representa muy bien a toda la comunidad. “Somos mayorías de parejas, después hombres solos y las mujeres solas que llamamos unicornio porque son las más requeridas en nuestras fiestas”, explica Germán Magallán, miembro de la Asociación Civil Swinger Liberal Argentina (ASLA).
En cuanto a las edades, el 39% de los swingers en el país tiene entre 41 y 50 años; el 29% se encuentra entre los 31 y 40 años; el 19% tiene entre 51 y 60 años; el 9% oscila entre los 20 y 30 años, y solo el 4% tiene entre 61 y 70 años.
Sin embargo, la comunidad swinger aún enfrenta estigmas y malentendidos. A pesar de que el censo muestra un aumento en la aceptación, muchos participantes expresan su preocupación por el juicio social y la falta de comprensión sobre su estilo de vida. Esto resalta la necesidad de una mayor educación y diálogo sobre la diversidad de relaciones y las elecciones personales en la vida sexual de las personas.
El miembro de ASLA confiesa que los mayores problemas los tienen los swingers del interior de Argentina. “Puede pasar que en Tucumán, por ejemplo, los participantes de una fiesta dejen el auto a 10 cuadras del boliche para evitar ser vistos y que luego se comente - sostiene Magallán-. Pasó en otros casos que los rajaron del trabajo cuando se enteraron de su práctica sexual o se tuvieron que mudar de ciudad por las cosas que le decían”.
Los espacios donde los swingers se reúnen, como clubes y eventos, se proliferaron en los últimos años, brindando un entorno seguro y consensuado para explorar sus deseos. Estos lugares no solo permiten el intercambio de parejas, sino que también fomentan un sentido de comunidad y pertenencia entre sus asistentes. La creación de redes sociales específicas para swingers facilitó aún más la conexión entre personas con intereses similares, permitiendo que la comunidad se organice y comparta experiencias.
El censo también destaca la importancia de la comunicación abierta y honesta entre las parejas swingers. Muchos participantes afirman que el intercambio de parejas fortaleció su relación, ya que promueve la confianza y la transparencia. Este aspecto es fundamental para el éxito de cualquier relación dentro de esta comunidad, donde el consentimiento y el respeto son pilares esenciales.
Con estos datos, se espera que la sociedad argentina comience a replantearse sus prejuicios y a abrirse a la diversidad de formas de amar y relacionarse. La normalización del swinging podría ser un paso hacia una mayor aceptación de la pluralidad sexual, permitiendo que más personas se sientan cómodas explorando sus deseos sin temor al juicio.
