Opinión

Indicadores de riesgo: la recesión pone en jaque la cohesión social

La caída de la actividad y el crecimiento del desempleo deben marcar el camino de las decisiones a tomar.

Cuellar - columna
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Alejandro Cuellar por Alejandro Cuellar | 01-07-2024 06:00

Según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), la Argentina transitó por 17 escenarios recesivos que en la suma llega a 26 años de caída de la actividad. Desde 1960, el país forma parte del 25% de Estados que no crecieron.

Una de las hipótesis, en medio de tanto análisis del fenómeno argentino, obedece a políticas de financiamiento externo con reservas del Banco Central. Las reservas terminan entrando en estado crítico y se desencadena un proceso devaluatorio de la moneda nacional que conduce directamente a la espiralización de la inflación y a la caída del ingreso. Estos dos elementos producen la retracción del gasto privado, el nivel de actividad y el empleo.

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), el año en curso será recesivo para la economía argentina con alta inflación. Sin embargo, proyecta una marcada desaceleración en el índice de precios.

“Si bien la inflación está bajando, todavía queda un remanente importante en el que hay que seguir trabajando. Pero el tema central es la recesión que es lo que más preocupa, porque genera la falta de actividad y obviamente no garantiza los recursos para hacer frente a todas las obligaciones que tiene el sector pyme, como el pago de salarios y aguinaldos. Si no hay rebote en la actividad, por lo menos que empiece a girar la rueda hacia una mejora en la dinámica de los negocios. Las operaciones no se cayeron como ocurrió en otros meses, pero tampoco se incrementaron”, manifestó Luis Alonso, presidente de la Unión de Empresarios de Jujuy. 

Los empresarios coinciden con la advertencia de la titular del FMI, Kristalina Gueorguieva al presidente Javier Milei, argumentando que el proceso recesivo argentino será más largo de lo que proyecta el Gobierno.

Un informe de la Secretaría de Trabajo de la Nación, señala que la variación actual mostró una caída en la actividad superior al 0,5 por ciento. En el primer cuatrimestre del año 340.000 cuentas-sueldo dejaron de registrar actividad.

De acuerdo a la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), “hay una contracción del 0,5% en relación al mes de febrero. Esta variación muestra la caída durante cuatro meses del empleo y se acumula entre noviembre de 2023 y marzo de 2024 una reducción de 1,4%”, señalaron los especialistas.

Las consecuencias de la desocupación producto de la recesión, se acerca a escenarios sociales complejos. En Jujuy, el porcentaje de personas sin empleo llegó a 8,1%. Si sumamos el bloque Jujuy-Palpalá, lideran con la marca más alta en toda la región del NOA.

El cuadro es dramático frente a un Gobierno que se obsesiona por bajar el déficit, terminar con la inflación, haciendo caso omiso a que en el medio hay personas. A propósito la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) plantea que en el plano superior está la persona, que es el centro de la sociedad. Este mensaje no ha sido considerado por el oficialismo nacional a seis meses de su gestión.

El Gobierno vivió la votación en Diputados de la Ley Bases como un triunfo político. Conocidos los resultados de la sesión, Javier Milei aprovechó para anunciar la “Segunda Fase de su plan”. Fiel a la grandilocuencia de las declaraciones que ofrece el mandatario, el anuncio sonó como la representación del “lanzamiento de una unidad espacial desde la Nasa”, cuyo piloto sería el polémico economista Federico Sturzenegger, quien se convertirá en el ministro encargado de desregular lo que falta en economía, ya que el presidente confirmó la ejecución de otras 800 reformas que estaban demoradas, a la espera de la aprobación de la Ley Bases.

El Presidente, ahora con el instrumento en sus manos, pretende acelerar su programa de reformas aprovechando las facultades delegadas en la mano. Este beneficio puede ser utilizado para bien o para mal. Si optara por la segunda opción y aprovecha su jactancia sobre el modelo irlandés, pues podría bien replicar algunos aspectos del completo sistema de bienestar social del país, que ha desempeñado un papel fundamental en la protección de los desempleados y otros grupos vulnerables, víctimas de los ajustes instrumentados que le permitieron salir de la crisis. Hacia 2014, Irlanda logró la disminución de las tasas nacionales de pobreza permanente e insatisfacción de necesidades básicas de la población en situación de pobreza.

Irlanda supo discernir entre la planilla Excel y las personas, procurando en medio del ajuste necesario, no romper con la cohesión social de la que advierte el Fondo Monetario Internacional.