Opinión
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La obsesión comunicativa de la política más allá de su faceta electoral

La campaña permanente es una estrategia de los gobiernos para mantener su popularidad y legitimidad, aunque puede ocultar problemas y poner en riesgo el liderazgo a largo plazo
politica campana permanente
Claudio Gareca 17-09-2024
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La Comunicación política engloba también al concepto de Campaña permanente o electoralización de la gestión de gobierno, en ese sentido expresa el diccionario WikiAlice acerca de la campaña permanente: la utilización del cargo por parte de los elegidos, tanto en el poder legislativo, como en el ejecutivo, ya sean del ámbito nacional o local, para construir y mantener una amplia y suficiente base de apoyo popular.

Entonces gobernar podría traducirse en una campaña permanente en donde se busca sostener la popularidad de un político electo, es decir mantener el soporte popular de su lado. Aquí se persigue que el mensaje, de una gestión de gobierno, responda y atienda las necesidades y expectativas del electorado. 

La faceta electoral entonces no termina, sino que se traslada a la faceta de comunicación de gestión o gobierno buscando obtener la popularidad. Su fin es asegurar la legitimidad mediante estrategias que traten de fortalecer la credibilidad en el gobierno.

Así, tenemos ejemplos en los gobiernos de Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en Estados Unidos, en esas gestiones desaparecieron los límites entre sus campañas electorales y su comunicación de gestión. Esos gobiernos se transformaron en campañas perpetuas, especializadas y omnipresentes en todos los medios posibles de comunicación. 

Aquí se persigue cercar al ciudadano, proporcionándole una explicación e interpretación del mundo, según la deliberada intención del político electo. Se busca la centralidad estratégica, en definitiva, el gobierno fija e incide determinando que contenidos formarán parte de la agenda pública y mediática. 

El gobierno nacional claramente acude a éste modo de comunicar, ocultando su baja y minoritaria estatura política, buscando por doquier tener la centralidad pública. Surge aquí una inquietud ¿Si ello se alarga en el tiempo, si ello se transforma en una herramienta de largo uso, corre peligro el liderazgo del presidente? 

Durante la presentación del presupuesto 2025 en el congreso, el presidente Milei ostensivamente se valió de la campaña permanente, para esconder detrás de esa comunicación de tono electoral la pobreza, la recesión y la exclusión. Por ello hablamos de una plataforma de campaña de tiempo completo.  

El concepto campaña permanente fue acuñado por Pat Caddell, asesor del ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, luego fue Sidney Blumenthal quien sostuvo la tesis que en los Estados Unidos el poder de los partidos políticos va siendo cada vez menor, a la par que se da el auge de los nuevos medios de comunicación y la sofisticación de los sondeos. Así, estos dos últimos factores son los que provocan la obsesión comunicativa de la política más allá de su faceta electoral.

Cabe mencionar también que las gestiones de los gobiernos de Bill Clinton y de Tony Blair, por ejemplo, apelaron al uso de campañas permanentes para mantener su popularidad. En nuestra región, México, durante el año 2001, aprovechó éstas herramientas de la campaña permanente creando una coordinación general de opinión pública e imagen. 

Me parece oportuno para cerrar citar al politólogo Mario Riorda que expresa que Lo primero que debe reconocer quien está en política es cuándo se requiere electoralismo puro y cuándo hay que dejar de lado la relación idílica con el electorado para comenzar a gobernar, las expectativas no deben durar un mes o dos, sino los cuatro años de gobierno.

                                                                                                                          Claudio Gareca

Docente en Ciencia Política